Discurso del Primer Secretario del MSP, ante la Cuarta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la cuestión del Sáhara
Señor Presidente,
Señoras y Señores,
Es un placer dirigirme por primera vez a esta Comisión en nombre del Movimiento Saharauis por la Paz (MSP), una organización política auténticamente saharaui, nacida hace cinco años como expresión del cansancio y la frustración de nuestro pueblo tras medio siglo de sufrimiento.
No somos la voz del Polisario, ni de Marruecos, ni tampoco de cualquier otro actor o país vecino de la región. Somos saharauis cansados de la guerra y del exilio, pero también la voz de quienes aún creen en un futuro de paz.
Durante más de cincuenta años, nuestro pueblo ha vivido atrapado entre la confrontación y la incertidumbre: familias divididas, jóvenes sin horizonte, niños nacidos bajo lonas, ancianos que mueren lejos de su tierra.
Cada muerte, cada vida perdida en la guerra o en el exilio es una herida abierta y un recordatorio de que hemos fallado: nosotros, como víctimas y actores del conflicto, y también la comunidad internacional, que hace treinta años prometió una salida pacífica que nunca llegó.
Hoy no venimos a repetir consignas ni a enredarnos en posiciones irreconciliables que por décadas han monopolizado el debate en esta comisión. Venimos a proponer otra vía: la del diálogo, la convivencia y el compromiso.
Una vía que rechaza los maximalismos, porque sabemos que la intransigencia y los radicalismos —como las armas y los muros— nunca traen libertad ni prosperidad.
Nuestra voz es la de los ancianos que sueñan en silencio con regresar antes de morir; la de los jóvenes que se niegan a heredar un exilio interminable; y la de las madres que desean criar a sus hijos bajo un cielo de paz y libertad, no bajo la sombra de un fusil u otro artefacto de la muerte.
Somos muchos los que hemos decidido poner fin a este largo y penoso viaje a ninguna parte, cerrar el ciclo de la confrontación y abrir el de la esperanza, cueste lo que cueste, porque, como dijo Erasmo de Róterdam hace seis siglos:
“La paz, aunque sea imperfecta, es siempre mejor que una guerra justa.”
No aspiramos a la gloria ni a un lugar en los libros de historia. Solo pedimos la oportunidad de contribuir a una solución pacífica y lograr que nuestro pueblo viva, al fin, con dignidad en su tierra.
La paz no es un sueño imposible. Solo requiere valor y voluntad sincera.
Venimos hoy, por tanto, a extender la mano con humildad y firmeza, convencidos de que la reconciliación entre saharauis y marroquíes no es una concesión, sino un deber hacia nuestra gente y hacia el futuro de toda la región.
El Movimiento Saharauis por la Paz, es un nuevo socio, realista y constructivo de las Naciones Unidas en su esfuerzo por ayudar a saharauis y marroquíes a escribir una nueva historia de paz y convivencia en el Sáhara y en todo el noroeste de África.
¡Ayúdennos! a abrir este camino.
Muchas gracias



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