Feijóo y el Sáhara: la causa de ocasión

Compartir

En el último debate parlamentario, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, criticó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su posicionamiento ante la tragedia que atraviesa el pueblo palestino en Gaza

Reprochándole además lo que definió como escasa sensibilidad hacia el pueblo saharaui. Una comparación, por fortuna, poco creíble y nada deseable.

De repente, el Partido Popular ha descubierto la causa saharaui. Alberto Núñez Feijóo, en un alarde de convicción sobrevenida, se presenta como paladín de un pueblo al que su partido, en el poder durante años, apenas dedicó atención.

La memoria es tozuda: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero recibieron en la Moncloa a los líderes del Frente Polisario, mientras que ni Aznar ni Rajoy llegaron a ofrecerles siquiera un café. Y, sin embargo, hoy su sucesor enarbola con sorprendente vehemencia una causa que su partido ignoró sistemáticamente.

Basta un ejemplo para ilustrar esta conversión tardía. El entonces ministro de Exteriores de Rajoy, Manuel García-Margallo, mantuvo con el Polisario una relación fría y distante. Mientras sus predecesores socialistas —de Ordóñez a Moratinos— recibían públicamente a las delegaciones en el Palacio de Santa Cruz, el canciller del PP prefería encuentros discretos, casi clandestinos, una vez al año, en un rincón oculto del Delegate Lunch de la ONU. Sin foto. Sin compromiso.

La hemeroteca y los datos disponibles muestran otro aspecto revelador: durante los Gobiernos del PP, las ayudas humanitarias a los campamentos de Tinduf solían menguar de manera significativa. Y no es un detalle menor. El volumen de esas ayudas funciona como un auténtico barómetro de la sensibilidad política hacia la causa saharaui: mientras los Gobiernos socialistas tendieron a mantener o incluso reforzar el apoyo, los Ejecutivos populares lo redujeron de forma notoria. Difícil entonces no preguntarse: ¿por qué ahora sí y antes no?

La paradoja resulta doble y, a la vez, irónica. Por un lado, cuesta imaginar a una formación conservadora abrazando con entusiasmo al Frente Polisario, históricamente vinculado a regímenes que el PP aborrece —Cuba, Nicaragua, Venezuela— y en España identificado con la izquierda más radical. Por otro, sorprende que Feijóo coincida en esta cruzada con Vox, un partido cuya cosmovisión ideológica está en las antípodas del movimiento saharaui. Ciertamente, el oportunismo hace extraños compañeros de viaje.

El Polisario por su parte cometió un grave desacierto animando a sus simpatizantes y amigos a apoyar al PP en las elecciones de julio de 2023. Este movimiento se basó en una lectura errónea de la política española: interpretaron que un eventual Gobierno de Alberto Núñez Feijóo revertiría el giro de Pedro Sánchez en la cuestión del Sáhara. Sin embargo, esa expectativa ignoraba la disciplina que impone la política exterior de Estado especialmente en relaciones e intereses extremadamente sensibles como los que unen España y el vecino del sur.

Conviene recordar, además, que desde el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP) se intentó abrir canales de comunicación con el PP. Fundado en 2020 como respuesta al déficit democrático del Polisario y a su sistema de partido único, el MSP se define como una organización moderada, partidaria del multipartidismo y de una solución pacífica. Con Pablo Casado hubo al menos disposición al diálogo: reuniones en la sede de Génova con la responsable de relaciones internacionales. Con Feijóo, en cambio, silencio absoluto. El mismo que, probablemente, impondría desde la Moncloa, donde la retórica grandilocuente suele ceder ante la fría “realpolitik” y los intereses estratégicos con Marruecos.

Que el PP quiera marcar perfil propio frente al PSOE es legítimo. Lo que resulta menos creíble es que este súbito fervor por el Sáhara resista el paso del tiempo y, sobre todo, la prueba del poder. Si algo enseñaron los Gobiernos anteriores es que, en esta materia, las palabras se las suele llevar el viento del desierto.

¿Un cambio de rumbo sincero o una convicción tardía? Las evidencias parecen apuntar en otra dirección. Para Feijóo, la cuestión del Sáhara podría interpretarse como un elemento de estrategia política: un tema que se esgrime en campaña para marcar diferencias con el Gobierno de Pedro Sánchez. Queda por ver si esta postura se mantendrá una vez alcanzado, hipotéticamente, el poder. 

Estoy convencido que desde esa posición no tendrá más remedio que optar por un enfoque realista y pragmático. Ante esa perspectiva el MSP sigue dispuesto a abrir de nuevo la comunicación con el principal partido de la oposición en España y escuchar otro punto de vista, menos radical y más sensato acerca de la solución de compromiso, en la que no hay vencidos ni vencedores y donde, de verdad, el PP puede posicionarse cómodamente ya sea desde la oposición o el Ejecutivo.

Mientras, el Sáhara parecerá tan solo un decorado de ocasión: una pancarta que se agita en campaña, un recurso dialéctico para incomodar a Pedro Sánchez… y que se desvanecerá en cuanto se apaguen los focos del mitin y se enciendan las luces de la Moncloa.

Hach Ahmed, primer secretario del Movimiento Saharaui por la Paz (MSP)

https://www.atalayar.com/opinion/hach-ahmed-bericalla/feijoo-sahara-causa-ocasion/20250918110159218237.html


Compartir

Post Comment