MSP, una nueva esperanza

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Al igual que los antiguos regímenes totalitarios, el Frente Polisario atraviesa una grave crisis que amenaza tanto su estatus entre la población saharaui como su representación «legal».
Esta crisis es multidimensional. En primer lugar, el alto el fuego firmado en 1991 con las autoridades marroquíes es tan notable porque sin duda estuvo en el origen del renacimiento de la memoria y del interés mostrado por la población saharaui refugiada en los asuntos internos, en particular los crímenes cometidos por el Polisario durante el periodo de guerra, como torturas en las condiciones más penosas, detenciones y ejecuciones abusivas, en definitiva, estamos hablando de violaciones desproporcionadas y permanentes de los derechos humanos fruto de una ingenuidad extrema.
En segundo lugar, el Polisario ha fracasado por completo a la hora de adaptar su discurso político a las necesidades de la sociedad y a las de la escena internacional, al tiempo que ha marginado las competencias saharauis con diversos pretextos.
En este contexto, los indígenas saharauis, deseosos de libertad, pronunciaron su palabra por segunda vez, tras la de la Revolución de 1988, contra el autoritarismo del Polisario al regresar a sus territorios, a pesar de la ocupación marroquí, dijeron: 《Prefiero vivir bajo la ocupación del enemigo, que vivir en el exilio bajo el desprecio del «amigo»》.
Esto confirma que el Polisario, dirigido por la mafia oportunista de los siete ladrones, controlada a su vez por los servicios de inteligencia argelinos, ha sido un gran fracaso a todos los niveles: diplomático, moral y ético. Se trata de una mafia decadente que ha llevado al pueblo saharaui a un callejón sin salida política, a un atolladero hermético que no permite a los saharauis ni avanzar ni retroceder.
Por ello, la situación desfavorable del pueblo saharaui no ha dejado de agravarse, por lo que hoy el pueblo saharaui sólo busca, por todos los medios, una solución que le permita vivir sin merma de su dignidad, en lugar de permanecer en el exilio, bajo el influjo de consignas repetitivas basadas en una demagogia engañosa.
En este sentido, han surgido líderes políticos saharauis que han respondido lealmente a las sucesivas demandas de los ciudadanos, no sólo activistas de derechos humanos que viven en los campamentos de refugiados, sino también hombres de gran talla y considerable capacidad intelectual, como El Hadj Ahmed Barikalla, que acabó fundando su movimiento político denominado: Saharauis por la Paz (MSP).

Fiel defensor de la causa saharaui, se unió al Polisario a una edad temprana, como el resto de la clase intelectual, tras la doble ocupación mauritano-marroquí, para convertirse en funcionario del servicio de información saharaui. Más tarde se convirtió en miembro fundador de la representación saharaui en España, gracias a su propia lucha y a sus propias redes de comunicación con la sociedad civil y las autoridades españolas, que dieron lugar a varias ayudas humanitarias de España a los refugiados saharauis, sin olvidar su graciosa contribución al reconocimiento español de los miembros del Polisario, que anteriormente habían sido considerados dirigentes de un movimiento terrorista.
La trayectoria de El Hadj Ahmed Barikalla es conocida por su enorme y honrosa contribución en Sudamérica, tras el reconocimiento de la RASD por casi todos los países sudamericanos, expansión que este hombre lideró a través de su coordinación personal con medios muy modestos.
Me gustaría señalar que esta gran figura abandonó el Polisario tras las humillaciones que pretendían limitar sus poderes e interrumpir su autocrítica.
En conclusión, puedo asegurar que el nacimiento de un movimiento político saharaui como el MSP es una iniciativa prometedora, que puede poner fin al sufrimiento saharaui.


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