Sáhara Occidental: el MSP, el actor saharaui que nadie esperaba
Mientras la resolución 2797 del Consejo de Seguridad consagra la autonomía como una salida “realista y practicable”, un nuevo actor saharaui se impone en el debate: el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP). Lejos de las posturas rígidas, presenta un proyecto institucional detallado que podría inspirar la próxima fase del proceso de la ONU.
Durante casi cincuenta años, el conflicto del Sáhara Occidental se ha estancado en una confrontación binaria: Rabat contra el Polisario. En octubre de 2025, la resolución 2797 sacudió este orden inmóvil al llamar a una solución política negociada, despojada del mito del referéndum clásico. Pero para que este giro produjera una dinámica real, faltaba una pieza esencial: un actor saharaui capaz de formular su propia visión del arreglo.
Es este espacio el que hoy ocupa el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP). Apoyado por una amplia y durante mucho tiempo silenciosa franja de saharauis —en las provincias, en los campamentos de Tinduf y en la diáspora, especialmente en Mauritania— el MSP propone un texto inédito: un “estatuto especial para el Sáhara Occidental”, articulado en 54 artículos. Inspirado en modelos como el Kurdistán iraquí, Puerto Rico o los estatutos de Cataluña y el País Vasco, el documento del MSP no se limita a acompañar la autonomía marroquí: la precisa, la enriquece y la organiza. Entre las medidas principales:
- un Parlamento bicameral
- un ejecutivo saharaui
- competencias ampliadas
- una fuerza de seguridad local
- una acción exterior limitada y regulada
- un mecanismo de retorno de los refugiados
- un periodo transitorio
Este texto constituye hoy la única plataforma institucional de origen saharaui capaz de alimentar la reflexión de las Naciones Unidas. Ya ha atraído la atención de varias cancillerías, porque responde a una ecuación delicada: reconocer la autoridad del Estado marroquí garantizando al mismo tiempo una amplia autonomía interna, basada en una representación saharaui electa.
En un momento en que la MINURSO lucha por salir de un ciclo de inmovilismo, este enfoque ofrece un instrumento inédito: situar a los saharauis en el centro del proceso, y no en su periferia.
El impacto del MSP va más allá del contenido de su texto. Sobre todo cuestiona una idea durante mucho tiempo aceptada: la de que el Polisario encarnaría por sí solo la voz saharaui. Pero el terreno cuenta otra historia. En las ciudades del Sáhara, como en la diáspora, un número creciente de saharauis reclama una solución pragmática, lejos de la retórica de la Guerra Fría.
La cuestión ya no es si hace falta un tercer actor. Ya está ahí.
La verdadera pregunta es: ¿se atreverá la comunidad internacional a integrar una propuesta auténticamente saharaui en la próxima fase del proceso político?
Si la respuesta es sí, entonces el MSP podría convertirse en el intermediario que faltaba —el que logre transformar por fin la resolución 2797 en una realidad política.
Hammoud Ghailani
Analista Político
Publicar comentario