Pluralismo saharaui: qué explica las diferencias entre el MSP y el Polisario
“Sánchez se fotografía con el líder de una organización que el CNI considera pantalla del espionaje de Marruecos”. Los bulos difundidos no son más que una reiteración de las mismas acusaciones desgastadas que el Polisario utiliza habitualmente contra cualquiera que se atreva a plantear una alternativa política
Se apoyan en insinuaciones sin fundamento, asociaciones poco rigurosas y en una intención evidente de limitar la pluralidad saharaui. Resulta necesario ofrecer algunas aclaraciones esenciales.
El Movimiento Saharaui por la Paz (MSP) no es una “fachada”, sino una iniciativa saharaui legítima.
El MSP nació de la voluntad de miles de saharauis, en su mayoría ex miembros del Polisario, notables, diplomáticos, intelectuales y, en numerosos casos, personas que han sido víctimas de graves violaciones de derechos humanos en los campamentos de Tinduf.
No son “agentes” ni “brazos mediáticos”, sino saharauis que conocen desde dentro las derivas autoritarias del Polisario y han optado por un camino pacífico y realista.
Calificar a todo disidente de “traidor” refleja precisamente la conducta propia de una organización cerrada.
Resulta llamativo —por no decir significativo— que el Polisario, tras décadas de un sistema autoritario, tribal y represivo, en el que cientos de saharauis fueron torturados, encarcelados o desaparecidos, se atribuya hoy la potestad de otorgar certificados de legitimidad o lealtad.
El MSP existe porque miles de saharauis rechazan ese modelo único, rígido y coercitivo, más cercano a un régimen autoritario que a un movimiento de liberación.
El encuentro entre responsables internacionales y el MSP no constituye un “blanqueo”, sino un reconocimiento de una realidad evidente:
El Polisario ya no es la única voz saharaui. La comunidad internacional constata que una parte significativa de los saharauis se niega a seguir por el mismo camino sin salida, con el mismo sufrimiento y bajo la misma tutela de un liderazgo inalterado durante ya medio siglo. Las relaciones internacionales reconocen el pluralismo, no el unanimismo impuesto.
Presentar al MSP como una herramienta “para reciclar la ocupación” es una interpretación distorsionada.
El MSP propone un enfoque político basado en:
· la paz,
· el diálogo,
· el reconocimiento mutuo,
· y una solución realista, negociada y pacífica.
Precisamente estos son los principios respaldados por cualquier comunidad internacional responsable.
Oponerse al diálogo y a la paz es condenar al pueblo saharaui a un conflicto indefinido, que solo beneficia a la dirigencia del Polisario, nunca a los propios saharauis.
La idea de que cualquier solución negociada constituye una “traición” refleja una visión extremista y dogmática.
Ninguna causa política puede prosperar si rechaza el diálogo, la modernización y la diversidad de voces.
Reducir la causa saharaui a un solo partido, una sola interpretación y una sola versión de la verdad supone distorsionar la historia y negar el derecho natural de los saharauis a la diversidad política.
La historia tampoco pasará por alto los graves abusos cometidos por el Polisario.
Las fosas comunes, las torturas, las purgas internas, la eliminación de cuadros, la violencia contra mujeres y opositores: ese es el trasfondo que hoy algunos intentan ocultar tras discursos acusatorios y confrontativos.
El MSP, por el contrario, nació como un movimiento comprometido con la reconciliación, la paz y la dignidad, no con la exclusión ni la revancha.
Conclusión
El texto al que respondemos no busca esclarecer la verdad, sino desacreditar a todo saharaui que se atreva a pensar de manera diferente.
Sin embargo, los saharauis no son propiedad de ninguna organización.
Tienen el derecho —e incluso la responsabilidad— de explorar alternativas políticas después de cincuenta años de dificultades, sufrimientos y divisiones.
El MSP representa esa alternativa:
una voz pluralista, pacífica, moderna y digna, respaldada por miles de saharauis que creen que el futuro se construye con paz, no con intimidación


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